¿Decrecimiento?

¿Qué es el decrecimiento? Parece una contradicción, ¿verdad? ¿Cómo vas a crecer hacia atrás? ¿Puede un adulto volverse niño? ¿o un árbol convertirse en la semilla de la que nació?

¡Por supuesto que no!

Hay mucha confusión al respecto, pues se publican incontables artículos apuntándose al decrecimiento y, con pocas excepciones, no se entra a definir qué se entiende por decrecimiento. De lo último que he leído sobre el tema, me ha gustado el enfoque dado desde 11Onze, que, de forma inteligente, se preguntan ¿es posible el decrecimiento económico? 


Imagen de pinterest. Autor: domidesign.free.fr

Es posible el decrecimiento económico, por supuesto; suele darse cuando un país entra en recesión, sea cual fuere la causa de la misma. No suele traer consigo nada bueno: despidos en masa, pérdida de poder adquisitivo, la minoría que acumula la mayor parte de la riqueza suele resistirlo bien, pero no así la amplia mayoría de la población, ni la parte menos favorecida. Caen en picado las arcas del estado y no hay tanta disponibilidad presupuestaria para educación, sanidad, cultura, etc. Esto es lo que suele traer consigo el decrecimiento económico. 

Pero nada tiene que ver con la reflexión que se postula desde el movimiento decrecentista; nadie se apunta a que le bajen el sueldo trabajando lo mismo. La reflexión desde esta corriente aspira a que nos paremos a reflexionar en el sinsentido de continuar con el crecimiento continuado en el uso de materiales y energía, dentro de un planeta con límites, un planeta finito, donde los recursos son todo menos inagotables. Como consecuencia de esta reflexión, se anhela con que se pase a la acción para ponerle remedio al citado sinsentido. Soy de los convencidos, no soy el único, que cuando la economía circular, la de verdad, en la cual los productos están diseñados para durar, ser compartidos y ser reparados o remanufacturados, se imponga a la ineficiente economía actual, que se vanagloria de una falsa circularidad con la excusa que los productos son reciclables, habremos dado un paso de gigante en la drástica reducción del uso de materiales y, en menor medida, de energía.

Solo un diseño del producto para que dure, acompañado del cambio de modelo de negocio en la mayoría de empresas, donde el margen de ganancias se obtenga gracias al mantenimiento de los productos en el mercado, nunca a costa de fabricar más y más productos, nos llevará indefectiblemente a la ansiada reducción dràstica en el consumo de materiales.

Lo desarrollo en detalle en el capítulo 12 de ¿Fósil? No, gracias. De modo similar a lo que ocurre con las emisiones de dióxido de carbono, el cambio de modelo debemos empezarlo en Occidente, en el norte global, y paralelamente, dejar que se abra la reflexión en el sur global sobre el momento en que se pasa también ahí a un cambio de modelo y, por supuesto, a la reducción dràstica en las emisiones de CO2.

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