Ventolin© y los coches.

Dentro de la gran variedad de publicaciones sobre el cambio climático abundan las que nos presentan algún culpable insospechado. En general, mi recomendación es la prudencia y no creernos a pies juntillas todo lo que se nos cuenta, ya sea en los titulares o en el cuerpo de la noticia.

En una conferencia que atendí recientemente, uno de los ponentes se sacó de la manga una frase del estilo ¿El Ventolín©? esto contamina como 28 coches. Archivé el tema, pues me llamó la atención, y me limité, en el turno de preguntas, a hacerle notar que en toda su charla no había citado ni una sola vez a los combustibles fósiles, los principales culpables del calentamiento global, a mucha distancia. 


Una vez en casa, el fin de semana, me dediqué a profundizar en el tema. De entrada, me encontré con bastantes publicaciones que involucraban a los inhaladores entre los culpables del cambio climático; en fuentes muy variadas, prensa digital, revistas de automoción como Autobild o webs relacionadas con la administración. Algunos de los titulares ciertamente buscaban tozudamente llamar la atención: Los inhaladores presurizados para el asma contaminan tanto como 355.000 coches al año. No sólo en prensa nacional, sino en páginas web internacionales, como el de la fundación The Commonwealth Fund, que comentaré más adelante, con un titular más discreto: Un contribuidor oculto al cambio climático -inhaladores para el asma.

¡Caramba!  me dije, la cosa va en serio. Seguí indagando. Efectivamente, este tipo de inhaladores suelen llevar un principio activo -como albuterol o salbutamol- y un gas propulsor, como el HFA 134a - el 1,1,1,2-tetrafluoroetano-, gas también utilizado en sistemas refrigerantes, pues tiene la ventaja sobre sus predecesores -los gases CFC- de no dañar la capa de ozono que nos protege de la radiación ultravioleta del Sol. Cada unidad, preparada para unas 200 aplicaciones, lleva unos miligramos del principio activo y 18 gramos del gas HFA. Resulta que este gas tiene una capacidad de calentamiento global 1.430 veces la del dióxido de carbono; de este modo, 18 g del gas HFA equivaldrían a unos 25 kg de CO2, que es el CO2 que emite, de media, un coche con motor de combustión al recorrer 150 km.

Vistos los números, aquí toca hacernos algunas preguntas. ¿Porqué se contabiliza la pequeña contribución al calentamiento global de un medicamento que cura y salva vidas, si el mismo gas para usos militares -en mucha mayor cantidad- no se contabiliza en ningún país?. ¿A quién beneficia este ecopostureo que pretende lavar la cara a la industria automovilística de coches con motor de combustión, a la vez que aporta pingües beneficios a la industria farmacéutica?

Es cierto que el gas HFA tiene su pequeña contribución, pero, a mi modo de ver, la salud y el uso de medicamentos deberían tener, ellos sí, un trato muy especial en lo relativo al cambio climático. De todos modos, la industria farmacéutica ya se ha movilizado y ofrece alternativas basadas en polvo seco sin gas propulsor. Durante mis indagaciones me llamó la atención -negativamente- que esta misma industria fuera la que se apresuró en 2008 en la substitución de los gases CFC que los inhaladores incorporaban hasta entonces, aunque el uso de estos gases CFC en inhaladores no alcanzara ni el 10% del total, pues la mayoría de usos iban para sistemas de refrigeración. El motivo que se dió entonces fue que se cambiaba el gas CFC por otro no dañino para la capa de ozono.  Si era tan importante preocuparse de la capa de ozono, ¿porqué se esperó hasta 2008 cuando el Protocolo de Montreal para le protección de la capa de ozono se firmó en 1987 y fue ratificado por los 198 miembros de Naciones Unidas?. ¡Vaya casualidad!, resulta que en 2008 caducaba la patente del uso de gases CFC en este tipo de inhaladores, lo que había abierto la puerta al uso de genéricos, mucho más económicos para el paciente y para la Sanidad en general. Aviso para navegantes: las patentes caducan a los 20 años, por lo que debe estar al caer la caducidad de la patente con gas HFA.

Contrariamente a lo que se afirma por parte de algunos responsables políticos, la sustitución del gas propulsor HFA 134a apenas contribuye a descarbonizar el sistena sanitario. Lo que sí contribuiría a su descarbonización sería calcular la huella de cabono por emisiones directas de todo el sistema sanitario, publicándola y reduciéndola cada año mediante la sustitución de todos los motores y sistemas que aún usan combustibles fósiles: medios de transporte, calderas de calefacción, etc. Este es el camino para la descarbonización real del sistema sanitario.

El conferenciante que cité en el segundo párrafo, de forma voluntaria o no, con su frase ayuda a la industria automovilística a seguir, con más apego si cabe, con los coches de combustión. Es obvio que si una persona escucha, de un referente en la temática, que un simple medicamento contra el espasmo bronquial o el asma contamina más que tropecientos coches, recibe una dosis extra para seguir con el coche de siempre. Por cierto, para poder enmarcar la afirmación de los 15 millones de inhaladores vendidos anualmente en España como equivalente a la contaminación de 300.000 coches, el parque actual de vehículos en España es de 33 millones, según datos de la DGT.

Si lo que has leído hasta ahora te ha llamado la atención, ¡agárrate!. La web que he citado, The Commmonwealth Fund, que literalmente se traduce como el Fondo del Bien Común -¿quién le pondría pegas a un nombre tan altruista?- corresponde a una fundación con base en Nueva York; la ley de los Estados Unidos protege este tipo de organizaciones, de modo que no se revelan sus fuentes de financiación. Lo que sí podemos saber es quien la fundó, Anna Harkness en 1918, viuda de Stephen Harkness, uno de los principales inversores cuando John Rockefeller fundó la petrolera Standard Oil en 1870, actualmente ExxonMobil

La fundación, que ahora difunde el impacto que en el cambio climático tienen los inhaladores con el gas HFA 134a, fue creada con el encargo amplio de promover el bien común. Su Misión actual es promover un sistema de atención médica equitativo y de alto rendimiento, que logre un mejor acceso, calidad y una mayor eficiencia, particularmente para las más vulnerables de la sociedad, incluidas las personas de color, las personas con bajos ingresos y aquellos que no pueden pagarse un seguro médico. Mucho más útil sería que la fundación calculara su huella de carbono por emisiones directas, la publicara en su web y pusiera en marcha un plan a 5 años para llevar sus emisiones directas a cero. En la actualidad, no consta ninguna información sobre la huella de carbono de la fundación, ni sobre sus planes para dejar de quemar combustibles fósiles.

Mucho más sobre las estratagemas de las industria de los combustibles fósiles en ¿Fósil? no, gracias





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